El crepúsculo del ladrillo.

EL CREPUSCULO DEL LADRILLO

Ópera Buffa de Tiempos de Crisis

Algunas asambleas del 15M junto con la Nave Trapecio de Tabacalera estamos poniendo en escena EL CREPÚSCULO DEL LADRILLO, una Ópera Buffa escrita por José Manuel Naredo e interpretada por la Solfónica. Una parodia del capitalismo, de sus políticos, sus curas, sus trabajos precarios, sus ideologías y por supuesto sus crisis.

La representación se hará en el marco del Mayo Global, el día 19 de mayo en La Tabacalera (calle Embajadores 53), primer pase a las 18:00h, segundo pase a las 20:00h.

Para poder llevar a cavo la producción de la obra necesitamos colaboración. Podéis hacerlo aportando materiales que necesitamos para la escenografía, vestuario, adecuación de la sala… para ello tenemos esta lista de necesidadeshttp://crepusculodelladrillo.wordpress.com/category/quieres-apoyar/

El punto de recogida es en la Nave Trapecio de La Tabacalera, de martes a domingo de 19 a 22h.

O también con la difusión distribuida del evento, para los que contamos con estos materiales: http://crepusculodelladrillo.wordpress.com/category/difusion/

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Nota de Jose Manuel Naredo sobre la obra: Sobre la génesis y el propósito de este libreto

El libreto que ve ahora la luz por iniciativa del 15-M tiene una larga historia. La primera versión la escribí hace ya algo más de un cuarto de siglo, animado por mi amigo Emilio Mateu, catedrático de viola del Conservatorio de Madrid, para su puesta en escena por los alumnos de un curso de música que durante los veranos dirigía en Marbella. Sin embargo este propósito no tuvo lugar al abandonar mi amigo la dirección del curso. Lo escribí imaginando el desenlace caótico al que conducirían el deterioro moral y la crispación social que empezaba a desatar el entonces incipiente auge especulativo que se generó en los ochenta, tras la adhesión de España a la UE, y que acabó muriendo a raíz de los festejos y megaproyectos de 1992. Ni siquiera Carlos Solchaga, ni mucho menos
Rato, eran aún ministros de economía, y Aznar y Zapatero debían de ser todavía jóvenes imberbes que no imaginaban que llegarían tan alto, ni que caerían tan bajo, como lo hicieron. Por lo que cualquier parecido de los personajes del libreto con los que protagonizaron la crisis actual, o la anterior, es mera coincidencia.

Viendo que el final caótico ideado en este divertimento gozaba de una actualidad palpitante cuando la economía española se derrumbó en 1993, tras el primer y más modesto boom especulativo, decidí entregarlo a la revista ARCHIPIELAGO, de la que era socio-promotor, donde se publicó ese mismo año (ARCHIPIELAGO, 1993, nº 16, pp. 101-110). Lo hice sobre todo pensando que la realidad había adquirido con la crisis tonos tan acusadamente surrealistas que la novela, la poesía, la música o la pintura podían captar mejor que los sesudos ensayos socioeconómicos, que he venido publicando como analista desde entonces en medios más especializados(1).

Y porque también entonces, como ahora, sigo pensando que la iniciativa en la que estábamos embarcados en ARCHIPIELAGO – señalada en su subtítulo “Cuadernos de crítica de la cultura” – debía de apuntar, no sólo a trascender el oscurantismo propio de las capillas académicas y las especialidades científicas, sino también el que se deriva del foso que separa ese pensamiento dirigido que es la ciencia, de los otros campos del conocimiento, y del sentimiento, humano. Sobre todo cuando la ideología político-económica dominante se nos presenta revestida de racionalidad científica, haciendo que las razones del maquiavelismo y el egoísmo parcelarios, encubran la sinrazón global en la que estamos inmersos.

Pero la crisis económica que siguió al pinchazo de la burbuja especulativa de 1992 duró poco, porque el desequilibrio exterior se corrigió entonces con tres devaluaciones sucesivas de la peseta, que acumularon una caída de su cotización próxima al 40 %, y con la entrada en el euro y la enorme bajada del tipo de interés, que permitieron a la economía española emprender una huida hacia adelante, desencadenando por el mismo camino una burbuja especulativa mucho más importante que la anterior. La intensidad y duración sin precedentes del último boom inmobiliario (1997-2007) vino alimentada, por una financiación abundante y barata, también sin precedentes, lograda al amparo del euro que soportó sin problemas el abultado desequilibrio exterior de la economía española.

Porque tras haber destinado el ahorro interno a financiar la burbuja inmobiliaria, (1) Mis preocupaciones como analista dieron lugar, entre otras muchas publicaciones, a sendos libros sobre las dos últimas burbujas inmobiliarias a los que debo hacer referencia: Naredo, J.M. (1996) “La burbuja inmobiliario-financiera en la coyuntura económica reciente” (1985-1995), Madrid, Siglo XXI Eds. y Naredo, J.M. y Montiel, A. (2011) “El modelo inmobiliario español y su culminación en el caso valenciano”, Barcelona, Icaria. La banca siguió financiándola suicidariamente hasta el final con dinero foráneo, sin freno ni corrección alguna por parte de los gobiernos, ni de ese teórico “regulador independiente”, que dice ser el Banco de España. El enorme endeudamiento privado exterior en el que incurrió la banca para seguir financiando la burbuja – cuyo pago reclaman ahora los acreedores centroeuropeos – es el que ha hundido a la economía española en una crisis que deja bien pequeñas a las anteriores. En una crisis en la que ya no caben fáciles huidas hacia adelante, al cerrarse el recurso a nuevas devaluaciones de la moneda y rebajas del tipo de interés. A la postre la tozuda realidad acabó evidenciando que, como todo juego especulativo, la burbuja inmobiliaria ha sido un juego de suma cero en el que las plusvalías realizadas por ciertas personas o entidades las han de acabar pagando otras. Y ahora toca pagar las deudas y los platos rotos del festín de plusvalías, comisiones y regalías asociadas a las sobredimensionadas inversiones en infraestructuras e inmuebles realizadas en beneficio de algunos.

Veinte años después de la primera edición del libreto, resucita ahora corregido y ampliado para su puesta en escena, al calor de una crisis que ha amplificado dramáticamente el desenlace caótico que en su día había imaginado, otorgándole una actualidad inusitada. Sigo considerando que este desenlace es la consecuencia lógica del despotismo democrático y del capitalismo caciquil que han seguido gobernando el país durante el postfranquismo. En el texto que hice para el último número con el que se despidió la revista ARCHIPIÉLAGO, en 2008, escribí la siguiente poesía a modo de “resumen ejecutivo” de mi diagnóstico de la presente crisis:

LA CRISIS QUE EL CAPITALISMO VINO CEBANDO
con su descarnado afán de lucro
con su consentido estupro
de las riquezas de la naturaleza
de los castigados por la pobreza
de los sometidos a sus bajezas
de la burguesía local,…
de todo el cuerpo social.
Caciqueando, privatizando, expoliando
desregulando, masacrando, endeudando
el capitalismo ha venido largo tiempo alimentando
el descontento laboral, el servilismo indigno, el estado de malestar,
el negocio fraudulento, la crispación y la violencia, el estado policial
el consumo banal, la riqueza innecesaria, la desconfianza empresarial
el desequilibrio económico, la burbuja inmobiliaria y la crisis como tal.

Ahora, cuando se dilucida quién ha de acabar pagando la crisis, creo que – por si cabía alguna duda – ha quedado bastante más claro que los gobiernos se han venido comportando básicamente como administradores al servicio de lobbies y corporaciones privadas, no como representantes de la ciudadanía. Con la sonada estafa de las “participaciones preferentes” de Bankia, con las agresiones sociales de los despidos y los desahucios, de los recortes sociales y salariales, del saqueo de las privatizaciones, los megaproyectos y los repartos de “sobres” y prebendas entre la clase política gobernante, se ha erosionado tanto la credibilidad del Estado, de sus instituciones y de la “clase política”, que se ha llegado a cuestionar por primera vez de forma amplia la legitimidad del sistema. Lo cual denota un cambio de fase o de era política en nuestro país, desde la llamada “transición política”: ya no se trata de cambiar este o aquel partido o político gobernante por otro, sino el sistema que sostiene el actual neocaciquismo democrático.

El 15-M ha ilustrado bien el mencionado cambio de fase política, con tres de sus eslóganes que recogen los tres escalones en la toma de conciencia, antes mencionada, que desplaza el empeño de sustituir determinados partidos o dirigentes, por el de cambiar el sistema que promueve y mantiene tal estado de cosas. Uno es el que afirma que “hay poco pan para tanto chorizo”, para denunciar así la plaga de políticos “conseguidores” que facilitan el saqueo de lo público
en beneficio de ciertas elites empresariales. El segundo es el que dice que estos políticos “no nos representan”, por mucho que hayan sobrepasado los votos de la minoría suficiente del censo que les permita gobernar. Y el tercero es el que afirma que “el PSOE y el PP la misma mierda es”, como evidencian las prácticas caciquiles perpetradas por ambos en gobiernos estatales, autonómicos y municipales, avaladas por el rosario de “sobres” y escándalos que han llegado a los tribunales.

Prácticas que dieron nuevas alas al “mal político del caciquismo”, “cuya finalidad – decía Macías Picavea en su libro clásico “El problema nacional”, Madrid, 1899 – se encierra en dos inferiores aspiraciones: dominar, no gobernar; expoliar, no administrar”.

Toca ahora revisar las componendas elitistas que rubricaron la metamorfosis del franquismo en coronada democracia. Pues hay que advertir que la pérdida de legitimidad del Estado como representante de la ciudadanía, no ha invalidado, sino reafirmado la necesidad de un proceso constituyente que establezca un nuevo marco institucional que propicie el saneamiento político, con buenas prácticas que ayuden a desplazar el poder y el control de la toma de decisiones desde la trastienda de los partidos políticos hacia la ciudadanía.

En este nuevo contexto de revitalización y radicalización de los movimientos sociales de protesta, el libreto, que dormía el sueño de los justos en las páginas de una revista desaparecida, ha cobrado nueva vida, de la mano del 15-M. La ocurrencia de Liliana Pineda, respaldada en asambleas de este movimiento, de ponerlo en escena junto con los actos conmemorativos de su segundo aniversario a celebrar la semana del 15 de mayo (15-M) de 2013, hizo entrar el proyecto en una nueva fase de puesta en común colectiva. El libreto originario se enriqueció notablemente, al interaccionar positivamente con la creatividad de profesionales de la música, la escena, el diseño y las artes plásticas, para preparar finalmente su estreno el 19 de mayo de 2013, en el Centro Social Autigestionado Tabacalera de la calle Embajadores, de Madrid. En esta puesta en común, cabe destacar la música, compuesta e interpretada por La Solfónica, es decir, la orquesta y los coros del 15-M, dirigidos por David Alegre, y la puesta en escena preparada por un artista tan polivalente como Octavio Colis, con el apoyo en diseño de vestuario de Guillermo Ferreira, así como en la producción, de activistas de asambleas de Sol y del GT-EconomíaSol del 15-M y de los componentes de la Nave Trapecio, que amadrina la representación en el propio edificio de Tabacalera. Todo ello además, claro está, de la colaboración de los artistas profesionales y noveles que participan en la interpretación de la obra. Todo ello además, claro está, de la colaboración de los artistas profesionales y noveles que que interpretan los cuatro personajes individuales de la obra: Marissa Amado (Hada de los Sueños), Iván Barbeitos (Delegado General), Alfonso González (Experto) y Manuel Noya (Ecónomo).

Finalmente, mi admirado pintor y buen amigo Manuel Alcorlo, ha tenido la iniciativa de ilustrar el libreto con sus magníficos dibujos. Con ello culmina este alarde para mi tan emotivo de creatividad generado en torno a esta obra, que testifica e ilustra la nueva era política que estamos viviendo, en la que se entrelazan pensamiento, sentimiento y comportamiento humanos en la búsqueda de síntesis que se revelen más amables y enriquecedoras para el conjunto de la población.

José Manuel Naredo

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