Compañerxs el próximo Martes 1 de mayo os invitamos en el CSA La Tabacalera a la Jornada que realizaremos para recaudar fondos para nuestra Caja de Resistencia cuyo objetivo es afrontar las multas a las cuales tenemos que hacer frente por ser testigos o denunciar redadas racistas en el Barrio Lavapiés, así como formar parte de concentraciones o acciones no violentas del movimiento 15M.
Ante hechos como estos, y viendo que los aparatos del sistema intentan acallar nuestra voz pedimos máxima solidaridad a las Asambleas del 15-M así como a todo colectivo y persona involucrado en las luchas sociales que vienen y vendrán.
Desde hace algunos meses, hemos visto cómo la Policía ha decidido realizar su actividad represiva por medio de identificaciones en la calle por razones que van desde asistir a una manifestación, gritar consignas, ser testigos de redadas racistas, cortes de tráfico, pegar carteles, tomar fotos, hacer vídeos o parar desahucios.
El Movimiento 15M ha articulado sus actuaciones a través del principio de la desobediencia civil no violenta y ya hemos empezado a sufrir las represalias de estas acciones en forma de multas que son un intento de coacción que quiere castigar e impedir nuestras denuncias.
Las multas pretenden sancionar el ejercicio de los derechos fundamentales como el manifestarse, reunirse o la libertada de expresión sobre la base de hechos falsos, siendo clara la falta de culpabilidad y de tipicidad de las actuaciones realizadas ya que no vienen referidas a delitos concretos como, por ejemplo, la agresión a un policía. Sus motivos oficiales son genéricos, como “desorden público” o “desobediencia a la autoridad”, conceptos tan ambiguos que pueden referirse a una causa legal real o a cualquier cosa que sea manifestar la opinión más inoportuna en el momento y lugar más inoportunos.
Las sanciones económicas pueden suponer varios problemas como forma de represión:
1. Las multas no son visibles. No es posible obtener imágenes de una persona al recibir una multa y que estas provoquen la misma indignación que las imágenes de la policía golpeando a un manifestante y dejándolo herido.
2. Al no ser visibles, es más difícil que la opinión publica lo considere “represión”. Pueden llegar muchas multas y sumar cantidades de dinero muy altas pero no crean la misma polémica que puede crear el desalojo de la puerta de Sol a golpes.
3. La represión por golpes produce daños físicos y pude dejar repercusiones psicológicas, es igual de grave a la represión económica, pero en otros aspectos, ya que no se trata de una cuestión de valor o fuerza física, pero golpea el bolsillo de la personas y el pensar en otra multa puede impedir el que la gente salga nuevamente a la calle y se enfrente a otra identificación.
4. El señalamiento y la criminalización. La identificación y la sanción por parte del Estado llevan a enmarcar a estas personas como “delincuentes” o “enemigos” por lo cual hay que saber identificar los motivos oficiales de los reales.
Con la multas se ha pasado de la violencia directa a la indirecta, de la agresión con la porra a la agresión económica, del intento de atemorizarnos de manera colectiva a la búsqueda de provocarnos miedo de manera individual; se trata de una medida represiva eficaz, de una estrategia política para debilitar el movimiento, para lo cual tenemos que crear soluciones inmediatas, hay que buscar nuevas estrategias colectivas para disminuir los momentos de tensión y reapropiarnos del espacio público.
Las multas seguirán llegando, recrudeciendo la violencia económica y la represión política, de esta forma es imprescindible poner fin a estas prácticas persecutorias y de criminalización del Movimiento 15M y sus participantes. Nosotras seguimos en la calle, en los barrios, en el debate y en la construcción de un aprendizaje colectivo solidario que cuestiona el sistema establecido, desde sus raíces.
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